jueves, 30 de agosto de 2012

Thursday, 30 August 2012


Te cansas de todo. Te cansas del cansancio, de que los parpados pesen tanto y se te cierren los ojos. Te cansas de los lunes a las ocho y veinte de la mañana, de los miércoles a las once y cinco de la noche y de los viernes a las doce menos cuarto de la mañana. Te cansas de desear que llegue el sábado, de que pase tan rápido, de odiar los domingos. Te cansas de jugar, de quedarte sin vidas, de empezar continuamente la partida. Te cansas de la indecisión, de nuestras idas y venidas.
Pero cuando te cansas de algo, tienes dos opciones: cambiar el punto de vista o tirar y olvidar ese algo. Y, depende del algo, es mejor  una cosa o la otra.


martes, 21 de agosto de 2012

Tuesday, 21 August 2012



Un sueño, una ilusión, una esperanza que surge una noche cualquiera. Una oportunidad que aparece un miércoles a las cuatro menos cuarto de la tarde. Una sonrisa que llega un domingo a las dos y veinte de la tarde. Un bostezo que se escapa un lunes a las nueve y seis de la mañana. Una historia que surge un viernes a las doce y diecisiete de la mañana.
No puedes recordar todo, pero los mejores momentos, tanto como los peores, siempre estarán ahí.  Siempre podrás sentir la impotencia, las lagrimas en tus ojos, el grito ahogado en tu garganta. Pero también podrás sentir la alegría, la sonrisa que se contagia a los ojos, la sensación de que no podrías ser mas feliz en cualquier otro momento. Y, sinceramente, pienso que son esos momentos los que más valen, aquellos que, con solo recordarlos, ya te hacen reír.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Wednesday, 15 August 2012


Una hora, treinta y  siete minutos y diecisiete segundos. Ese es el tiempo exacto que llevo delante de una hoja en blanco tratando de escribir algo. Y en una hora, treinta y ocho minutos y doce segundos, por ahora, se piensa mucho,  puedes darle vueltas a quince mil cosas. Sé que es lo que quiero decir, pero no por donde empezar. Tantas cosas que contar, pero tan poco que decir. Supongo que es lo que hace el tiempo. Hace que vivas y que te sucedan millones de cosas, que pienses y te prepares todo, absolutamente todo, lo que quieres decir, pero cuando llega la hora de hablar sólo te salen cosas banales y sin importancia. Pero, creo que seré directa y así acabamos con toda esta tontería, así que: Adiós.